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Tradicionalismo y conservadurismo integrista en el catolicismo en México después del Concilio Vaticano II: continuidades y transformaciones en Guadalajara, Jalisco y Atlatlahucan, Morelos (1965- 2012)
Austreberto Martínez Villegas
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Iglesia católica - Concilio vaticano 1870 - Historia - Fuentes
Iglesia católica en México - Aspectos históricos - Historia
Iglesia católica en Jalisco - Historia - Fuentes
Iglesia católica en Morelos - Historia - Fuentes
El Concilio Vaticano II celebrado entre 1962 y 1965, impulsó diversas innovaciones en la Iglesia Católica, entre otras la implantación de una nueva liturgia, así como la apertura al mundo moderno, expresada en la promoción del ecumenismo y del diálogo interreligioso. Estas transformaciones fueron rechazadas por los seguidores del integrismo católico, el cual puede subdividirse en dos categorías: los tradicionalistas que rechazaron todo cambio en la institución y los conservadores integristas que admitieron algunas trasformaciones, siempre que estas se desarrollasen de forma gradual. Los tradicionalistas a su vez se pueden dividir en dos tendencias: los sedevacantistas quienes argumentaron que los papas posconciliares cayeron en herejías y que por tanto la sede de Roma ha estado vacante y los lefebvristas, quienes han reconocido a todos los papas posteriores al Concilio pero se han negado a obedecerlos. Diversos autores adscritos a cada una de estas vertientes han moldeado el discurso integrista, entre ellos Joaquín Sáenz Arriaga, Antonio Rius Facius, René Capistrán Garza, Gloria Riestra, Manuel Magaña, Salvador Abascal y Salvador Borrego. En Guadalajara, Jalisco, el desarrollo de esta corriente fue impulsado por el grupo reservado de los Tecos quienes promovieron una ideología anticomunista, antimasónica y antijudía que fue la base discursiva de las agrupaciones integristas en la capital jalisciense. Los seguidores de esta corriente se agruparon durante los años setenta en torno a algunos sacerdotes que se negaron a celebrar la nueva misa implementada por el Vaticano. En los años ochenta, la Fraternidad Sacerdotal San Pio X llegó a Guadalajara y tuvieron el apoyo de quienes eran afines al lefebvrismo, mientras los que se definieron como sedevacantistas se congregaron bajo la autoridad del obispo José de Jesús Roberto Martínez. Durante los años noventa inició un proceso de fragmentación entre los sedevacantistas de la capital jalisciense, en el que se conformaron diversas asociaciones y capillas dirigidas por sacerdotes independientes, algunos afines a los Tecos y otros opuestos a ellos. En Atlatlahucan, Morelos un sector del pueblo rechazó las modificaciones litúrgicas que trataron de implantar los sacerdotes enviados por el obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo y conformó un grupo que bajo la dirección de Porfirio Villlalba y posteriormente de Elena Villanueva, disputó durante las décadas de los setenta y ochenta, la presidencia municipal cada tres a
Instituto Mora
2016-10
Tesis de doctorado
Español
Público en general
HISTORIA
Aparece en las colecciones: Doctorado en Historia Moderna y Contemporánea

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